Niños con HIV

¿Por qué hay tantos chicos con Sida?


Cuando en 1981 comenzaron a aparecer los primeros casos de Sida, se pensó en una enfermedad que afectaba sólo a los homosexuales y drogadictos endovenosos. Poco tiempo después, mujeres y niños contraían la infección en el momento del parto o por transfusiones de sangre contaminada.

Desde entonces, la situación se ha ido agravando y se calcula, de acuerdo con los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 1999 se infectaron 570.000 niños menores de 15 años en el mundo, y que en ese mismo año, un 20% de las personas muertas por Sida fueron chicos. El problema radica en el crecimiento explosivo de la infección en mujeres de Asia, África y América Latina y, por ende, en los niños. La transmisión en estos casos suele ser por drogadicción endovenosa (40 a 50 %) y transmisión sexual en el resto.

La mayoría de los niños, en todos los países, adquieren la infección en el momento del parto (90%) y el diagnóstico se hace, en el 80%, antes de los 5 años, generalmente alrededor de los 18 meses.

Frente a este “drama”, mucho es lo que se puede hacer. En 1994 se comprobó que el AZT administrado a la embarazada y al recién nacido disminuía el riesgo de transmisión del 25 al 8%. Con las nuevas drogas y un mejor control, estos porcentajes podrían bajar a menos del 2%.

Existen países en África, Asia y América Latina que no tienen recursos para controlar a las embarazadas y proporcionarles esta medicación. Sin embargo, en nuestro país, como ocurrió en EE.UU., el Sida en los niños podría disminuir francamente si todas las embarazadas se hicieran el test y se tratara a las que resultan positivas para VIH.

El Sida es un problema que nos afecta a todos y, por eso, nuestro objetivo es lograr que la mujer no se infecte, y si se infecta y queda embarazada, que no contagie a sus hijos. Hoy, gracias a los avances de la ciencia, sabemos que esto es posible.

Dr. Daniel Stamboulian, Reflexiones sobre la salud, Ediciones FUNCEI, 2000, pp. 131-132..

Los dinosaurios

Los dinosaurios fueron un grupo de reptiles que habitaron la Tierra en la era mesozoica , desde el período triásico superior hasta fines del cretácico (245 a 65 millones de años atrás). Su desaparición marca el límite entre la era mesozoica y la cenozoica, y el comienzo de la denominada edad de los mamíferos. El término dinosaurio proviene del griego (significa "lagarto terrible") y se refiere a ejemplares de lo más diversos: grandes, como el brontosaurio, que pesaba cerca de 75 toneladas, y muy pequeños, como el saltopus, de tan sólo 50 cm de largo.

Los primeros homínidos , por su parte, aparecieron en la Tierra hace relativamente poco, alrededor de 2 millones de años atrás, muchísimo después de que el último de estos grandes reptiles pereciera. Las imágenes de los primeros hombres junto a los dinosaurios no son más que un producto de la fantasía.

Clasificación de los dinosaurios

Todos los dinosaurios compartían una característica que los diferenciaba de sus antecesores, los arcosaurios: la posición erguida. Sus extremidades estaban situadas debajo del cuerpo; esto posibilitaba que el peso del animal se sostuviera desde abajo y en consecuencia su locomoción resultase más eficaz que la del animal de patas abiertas, en la que el peso del cuerpo se soportaba desde los costados. Además, los dinosaurios eran digitígrados: caminaban sobre las puntas de los dedos; sus antecesores reptantes eran plantígrados: se desplazaban pesadamente sobre las plantas de los pies.

Los científicos dividen los dinosaurios en dos grandes grupos. Tienen en cuenta, fundamentalmente, la estructura de los huesos de la cadera. Los Saurisquios son el grupo cuya cadera es similar a la de los lagartos, mientras que los Ornitisquios poseen la cadera similar a la de los pájaros. Si bien no hay acuerdo unánime acerca de su origen, se cree que ambos grupos derivan de un antepasado común: un grupo de reptiles primitivos, los tecodontes, del cual provienen también los cocodrilos, los reptiles voladores y las aves.

Los fósiles: testimonios de un pasado muy lejano

La existencia de los dinosaurios se determinó a partir del descubrimiento de fósiles. Se han encontrado fósiles en todos los continentes, prueba de que estos grandes reptiles se extendieron por todo el planeta. Los fósiles más abundantes corresponden a huesos, luego los de dientes, huellas, huevos; por último, los fósiles de impresiones de piel, que se encontraron en muy pocas ocasiones.

Cómo se forma un fósil

El proceso de fosilización comienza cuando los restos de un ser vivo son cubiertos por sedimentos. Con el tiempo, los materiales originales que componían la estructura (las partes que llegan a fosilizarse, en general, son las duras, como huesos o dientes) van siendo reemplazados por minerales del suelo, sin que se altere la forma inicial. Un fósil es, por lo tanto, un modelo hecho de roca de una estructura que alguna vez perteneció a un ser viviente. En casi todos los casos, los restos de animales y plantas son rápidamente consumidos por los animales carroñeros, descompuestos por las bacterias y hongos que habitan el suelo, o desintegrados por el viento o el agua. Por eso, los fósiles encontrados representan una proporción muy pequeña de los organismos existentes en un período de la historia de la Tierra.

Cómo conocemos las características de los dinosaurios

A partir de los fósiles encontrados en las excavaciones, los paleontólogos hacen inferencias acerca de la anatomía y el modo de vida del dinosaurio hallado. El largo de los huesos de las patas se utiliza para estimar la altura, el peso del animal, y la velocidad a la que podía desplazarse. Los dientes puntiagudos son un indicio de que el dinosaurio era carnívoro. Las hipótesis sobre su dieta tienen en cuenta, además, la presencia o no de garras, y el contenido de sus estómagos o intestinos, que se ha preservado en algunos casos. Los sucesivos hallazgos aportan nuevas pruebas acerca de la fisiología de estos animales, y, con el tiempo, se va llegando a consensos sobre cómo eran y vivían estos grandes reptiles. Sin embargo, existen todavía muchas preguntas sobre los dinosaurios que no tienen respuesta. ¿Eran de sangre caliente? ¿Cuidaban a sus crías? Los científicos siguen debatiendo éstas y otras cuestiones y buscan evidencias que los ayuden a responderlas.

El fin de los dinosaurios

Los dinosaurios dominaron el planeta durante 180 millones de años. Sin embargo, al final del período cretácico, desaparecieron sorpresivamente. ¿Por qué se extinguieron los dinosaurios? Las causas de la desaparición no están del todo claras todavía. No sólo los dinosaurios perecieron en esa época, también lo hicieron muchos otros animales. Varias teorías han intentado explicar estas desapariciones basándose en distintas evidencias. La hipótesis más aceptada es la de la caída de un asteroide de enorme tamaño que desencadenó cambios climáticos de inusitada magnitud en la Tierra. Cambios a los cuales los dinosaurios no pudieron adaptarse.

Tras la extinción de los dinosaurios, los pequeños mamíferos, hasta ese momento un grupo perseguido por muchos de los grandes reptiles, se diversificaron y expandieron notablemente. Se valieron de sus capacidades adaptativas, como su excelente olfato y su gran inteligencia, para convertirse en el grupo dominante del planeta hasta nuestros días. Sin embargo, muchos piensan que los dinosaurios no han desaparecido totalmente: sus sucesores, las modernas aves, nos traen cotidianamente a la memoria estos gigantes que, en épocas remotas, llegaron a ser los dueños de nuestro cambiante planeta.

Ornitisquios

Los dinosaurios del orden de los Ornitisquios poseían una pelvis similar a la de las aves modernas, con una disposición rectangular. El pubis estaba rotado y apuntaba hacia atrás, en paralelo con el hueso isquion y por debajo de él. Además, exceptuando las especies más primitivas, todos los Ornitisquios tenían una boca no dentada cubierta por un pico córneo. Curiosamente, las aves no derivan de este grupo de dinosaurios, sino del de los Saurisquios. Esto implica que la disposición rectangular de la cadera surge independientemente en el curso de la evolución tanto de las aves como de los Ornitisquios, en un claro ejemplo de evolución convergente. Los Ornitisquios se dividen en cuatro subórdenes. Los ornitópodos (bípedos), los estegosaurios, anquilosaurios y ceratosaurios (estos tres últimos, cuadrúpedos).

Ornitópodo: iguanodonte.

Los ornitópodos constituyeron el grupo más abundante al final del período cretácico. Aunque eran bípedos, podían adoptar una posición en cuatro patas. Su dentadura estaba hecha para rasgar y romper material vegetal y se componía de cientos de dientes compactos, evidencia de que ingerían grandes volúmenes de comida. Un típico dinosaurio perteneciente a este grupo era el iguanodonte, de 4 a 5 m de altura, cuyas huellas semejaban las de un avestruz.

Estegosaurio: estegosaurio.

Los estegosaurios, como el resto de los Ornitisquios, eran herbívoros, de cabeza y dientes muy pequeños, tenían el cerebro del tamaño de una nuez, si bien podían pesar hasta 2 t. Su rasgo distintivo consistía en dos filas de placas óseas eréctiles alternadas a lo largo de su espalda y su cola, cuya función es aún hoy muy discutida. Se encontraron evidencias de que dichas placas estaban vascularizadas y podrían haber tenido una función en la regulación de la temperatura del animal, al permitir un intercambio rápido de calor con el medio; se postula también que les pudieron haber servido de defensa. Un ejemplar de este grupo lleva el mismo nombre: estegosaurio.

Anquilosaurio: anquilosaurio.

Los anquilosaurios eran animales bajos y de patas cortas y fuertes. Tenían una suerte de armadura rígida y resistente de placas óseas que cubría sus patas y su espalda. El anquilosaurio era un ejemplar típico de este grupo, con una cola gruesa y robusta que terminaba en forma de mazo óseo y podía tener un efecto mortífero sobre sus posibles atacantes.

Ceratosaurio: triceratops.

Los ceratosaurios fueron los dinosaurios que aparecieron más tardíamente, en el período cretácico superior. Tenían cuernos y cabezas grandes, y mandíbulas con un pico en su parte delantera que cubría una serie de dientes cortadores. Su cuerpo estaba cubierto por una piel correosa. Aunque eran herbívoros, estos dinosaurios eran muy capaces de defenderse y hasta los feroces terópodos se cuidaban de atacarlos si andaban en grupo. Uno de sus miembros más conocidos (y uno de los últimos dinosaurios en desaparecer) era el triceratops. Los cuernos de este dinosaurio semejaban los de un rinoceronte actual; además, el animal poseía un reborde óseo que se proyectaba por detrás del cráneo y le colgaba sobre la nuca.

Saurisquios

El orden de los Saurisquios tenía su pelvis en una disposición trirradiada, como los modernos cocodrilos. El pubis apuntaba hacia adelante formando un ángulo con el isquion, que se orientaba hacia atrás. Los saurisquios se dividían a su vez en dos subórdenes: los terópodos, carnívoros, y los saurópodos, grandes herbívoros, ambos muy diferentes y probablemente distantes entre sí en el proceso evolutivo. 

Terópodo: tiranosaurio rex.

Los terópodos eran bípedos obligados: no podían adoptar una postura en cuatro patas. Sus patas traseras eran fuertes, indicadoras en muchos casos de que estos dinosaurios eran muy veloces. Las patas delanteras tenían afiladas garras para atrapar la presa e impedir que se les escapara, aunque eran demasiado cortas como para llegar a la boca. Sus largas colas les permitían estabilizar la posición bípeda.

De cabeza grande, comparada con la de otros dinosaurios, tenían mandíbulas con dientes agudos orientados hacia el interior de la boca, una clara evidencia de que su alimentación era carnívora. Es probable que el mayor tamaño relativo de su cerebro, respecto de otros grupos de dinosaurios, guardara relación con el desarrollo de habilidades imprescindibles para la caza. Este grupo abarcaba desde los dinosaurios de formas pequeñas y de movimientos muy rápidos, como los ovirraptores, de 2 m de largo y un peso de 25 a 30 kg, hasta los mayores predadores carnívoros terrestres que hayan existido, como el tiranosaurio, de 15 m de largo y 6 de alto, con un cráneo macizo de 1 m de longitud, y un peso de 5 a 6 t. 

Saurópodo: apatosaurio.

El grupo de los saurópodos incluía los dinosaurios herbívoros de mayor tamaño conocidos. Los ejemplares más pequeños eran más grandes que los elefantes actuales. Se cree que el mayor saurópodo era el argentinosaurio . Todos los saurópodos tenían la misma estructura corporal básica: cuerpo grande, patas cortas y columnares, largas y pesadas colas y una pequeña cabeza al final de un cuello muy largo (el diplodocus, por ejemplo, medía 26 m de largo y su cabeza sólo 60 cm). Debido a su gran corpulencia y sus cortas patas, no eran buenos corredores. Se los considera animales semi-acuáticos, hipótesis basada en que los huesos de sus patas no eran suficientemente fuertes como para sostener un cuerpo tan pesado sin la ayuda del agua. De acuerdo con esta teoría (aún hoy discutida), el largo cuello permitía al animal alcanzar la superficie en busca de aire. Sin embargo, se han encontrado huellas de saurópodos que evidencian que algunos de estos dinosaurios migraban por tierra firme. En este caso, la función del cuello sería la de alcanzar las hojas de los árboles altos. Sus dientes eran cónicos pero de punta chata. Se cree que no masticaban la comida con ellos sino que la tragaban directamente y que la digestión se producía en sus estómagos ayudada por piedras que ingerían junto con los vegetales. Los saurópodos fueron los herbívoros dominantes en el período jurásico, pero parece que sólo tuvieron una importancia menor durante el cretácico. Otros miembros conocidos de este grupo son el apatosaurio (conocido también como brontosaurio) y el braquiosaurio. 

Argentinosaurio

Argentinosaurus huinculensis es el dinosaurio más grande que se conoce. Se lo clasifica dentro del grupo de los saurópodos. Medía cerca de 50 m de largo, y era un enorme cuadrúpedo herbívoro, de largo cuello, que vivió en el cretácico tardío y fue hallado en la Argentina por los paleontólogos Rodolfo Coria y José Bonaparte en el año 1993.

La piel de los dinosaurios

Las suposiciones acerca del color verde de los dinosaurios se basan en su similitud con los reptiles actuales, muchos de los cuales poseen un color verdusco que les permite camuflarse con el entorno. Algunos reptiles, sin embargo, poseen colores brillantes, los que son utilizados para atraer a su pareja. Si tenemos en cuenta, además, que los fósiles de la piel de los dinosaurios no conservan el color de la estructura original, no podemos afirmar de modo definitivo que la piel de estos animales era de color verde.

En cuanto al tipo de piel, los fósiles muestran una textura escamosa y ausencia de plumas y pelo, lo que hace suponer a los paleontólogos que los dinosaurios tenían una piel seca y resistente.

Excavación de fósiles

La excavación de restos de dinosaurios es un proceso largo, que requiere de una gran planificación, involucra un alto costo y la participación de muchos expertos. Primero se delimita el área en la que se cree que hay restos fósiles. La excavación comienza utilizando taladros y picos para sacar la roca de los estratos superiores. Cuando se llega a los huesos, se sigue con elementos más delicados como cinceles livianos, agujas montadas y diminutos cepillos. Una vez desenterrados, los fósiles encontrados se llevan al laboratorio. Como son sumamente frágiles (además de valiosísimos), se les hace una cubierta de yeso o espuma de poliuretano para que puedan ser transportados sin riesgos. Luego comienza el trabajo de limpieza y de análisis que puede durar varios años y culmina con la identificación del dinosaurio como miembro de una de las especies ya descriptas, o con la identificación de una especie desconocida hasta el momento.

Algunas preguntas sobre los dinosaurios

¿Eran de sangre caliente?

Los dinosaurios eran reptiles y, como tales, siempre se los ha supuesto animales de sangre fría. No mantenían una temperatura corporal constante (como los mamíferos) sino que la regulaban a partir del calor del entorno. Los biólogos denominan a este tipo de animales poiquilotermos, en contraposición con los homeotermos. Sin embargo, en los últimos años, se han encontrado evidencias de que esto podría no ser así. Las aves derivan de un grupo de dinosaurios pequeños, los celurosaurios, pertenecientes a los saurópodos, y son animales de sangre caliente,

¿por qué no habrían de serlo los dinosaurios?

Muchos de los dinosaurios, a juzgar por los huesos que se han encontrado, tenían una vida muy activa que requería de un metabolismo alto, característica asociada a los animales homeotermos. Estos reptiles, además, caminaban erguidos sobre sus patas, posición que compartían también con animales de sangre caliente. Se han encontrado fósiles de dinosaurios en zonas muy frías para ser habitadas por animales que no fueran capaces de mantener su temperatura interna constante (aunque los detractores de esta teoría sostienen que dichas zonas no eran tan frías en la época de los dinosaurios). Por otra parte, los huesos de estos animales poseen pequeños canalículos por los que se supone que pasaban vasos sanguíneos, con una estructura muy similar a la de los de animales de sangre caliente.

La discusión aún no se ha cerrado. Hay acérrimos defensores de ambas teorías, e incluso algunos que adoptan posiciones intermedias (por ejemplo, que algunos dinosaurios tenían sangre caliente y otros no, o que sólo tenían sangre caliente en un período de su vida).

¿Cuidaban a sus crías?

Durante muchos años se pensó que sólo las aves y los mamíferos se ocupaban de sus crías, y que los reptiles ponían sus huevos y los dejaban librados a su suerte. Estudios posteriores demuestraron que incluso algunos reptiles modernos, como los cocodrilos, ayudan a sus hijos a salir del cascarón y los acompañan hasta el agua. Junto a los nidos de dinosaurios fosilizados que se han encontrado suelen aparecer esqueletos de ejemplares jóvenes que se cree que se encontraban cuidando los huevos. Por otra parte, se ha descubierto que muchos dinosaurios volvían cada año al mismo sitio a desovar, se cree que cubrían sus huevos con arena y que algunos, incluso, alimentaban a sus crías al salir del cascarón.

¿Por qué se extinguieron los dinosaurios?

Se han dado muchas explicaciones acerca de la extinción de numerosas especies de animales (entre ellos, los pterodáctilos voladores y los enormes reptiles marinos, como el ictiosaurio) y de plantas ocurrida a fines del mesozoico. No está claro si dicha extinción fue gradual u ocurrió de manera repentina debido a una catástrofe. Una de las teorías más aceptadas (que responde a la hipótesis del cambio brusco) es que, hace alrededor de 65 millones de años, un asteroide de entre 6 y 15 km de diámetro colisionó contra la Tierra. La enorme nube de polvo que se elevó eclipsó la luz solar durante años. Esto destruyó gran parte de la vida vegetal y causó la completa extinción de los dinosaurios. La hipótesis se basa en el hallazgo de niveles elevados de iridio en una capa que coincide con el estrato correspondiente a la época de la extinción. El iridio es un metal raro en la superficie terrestre pero relativamente habitual en cuerpos del espacio exterior, como los asteroides. El principal argumento de la versión de la desaparición gradual se basa en la evidencia de que los climas estaban cambiando lentamente hacia fines del período mesozoico. La desaparición de los dinosaurios podría haberse debido a la pérdida de hábitats adecuados y explica por qué muchas otras especies, contemporáneas a los dinosaurios, no se extinguieron. El registro fósil avala este modelo de desaparición paulatina y muestra un descenso de la variedad de especies al estudiar los ejemplares pertenecientes al mesozoico avanzado. Hay muchas otras teorías que intentan explicar por qué los dinosaurios perecieron. Una de ellas postula que tenían un gusto poco desarrollado y se envenenaron con los alcaloides de las nuevas plantas con flor (angiospermas) que surgieron en la época. Otra afirma que los dinosaurios carnívoros se comieron a todos los herbívoros y luego ellos mismos murieron de hambre. Otra, incluso, adjudica la causa de la extinción a explosiones volcánicas. Lo más razonable es que la extinción haya sido por una suma de factores adversos entre los que podrían encontrarse algunos de los mencionados. Por ahora, el interrogante sigue sin resolverse.

Era mesozoica

Una de las eras geológicas en que se divide el período cámbrico o fanerozoico. Abarca unos 180 millones de años, desde el fin de la era paleozoica (hace unos 245 millones de años) hasta los comienzos de la era cenozoica (hace unos 65 millones de años).

Eras geológicas

Las primeras rocas formadas con fósiles pertenecen a lo que se denomina período cámbrico o fanerozoico (significa "vida visible"), que comprende los últimos 600 millones de años de la historia de la Tierra. Los cuatro mil millones de años anteriores a ese período corresponden al período precámbrico o criptozoico (significa "vida oculta"), en el que ya se encuentran trazas de vida.

El fanerozoico se divide, a su vez, en el paleozoico ("vida antigua"), que abarca un período de unos 355 millones de años, el mesozoico ("vida media"), que dura unos 180 millones de años y en el que surgen los dinosaurios, y el cenozoico ("vida nueva"), que comprende los últimos 65 millones de años y a fines del cual aparecen los primeros homínidos. 
Período precámbrico o criptozoico: abarca los 4.000 millones de años anteriores al período fanerozoico. 
Período cámbrico o fanerozoico: 600 millones de años. 
Período paleozoico: 355 millones de años. 
Período mesozoico: 180 millones de años. 
Período cenozoico: 65 millones de años. 

Evolución convergente: muchas veces caminos independientes en la línea evolutiva llevan a la aparición de estructuras análogas. Seres cuyo grado de parentesco es muy lejano tienen, sin embargo, características semejantes, porque éstas surgen más de una vez en la evolución de las especies. Se piensa que esto sucede cuando la aparición de dicha estructura brinda a su poseedor grandes ventajas adaptativas en el entorno en que vive. Un ejemplo es el del ojo complejo (tipo cámara fotográfica) de los vertebrados y de los moluscos cefalópodos (como los pulpos), cuya anatomía y función son sorprendentemente similares, aunque sus orígenes no guardan relación entre sí.

Homínidos: familia de primates cuyas características principales son la posición erecta (bipedismo) y la capacidad craneal muy desarrollada. Los homínidos comprenden dos géneros, los Australopithecus y los Homo; a este último género pertenece el hombre actual.

Bibliografía comentada 
Bonaparte, José, Dinosaurios de América del Sur, Buenos Aires, Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, s/f. Libro que narra la historia de la paleontología en la Argentina y describe los dinosaurios que han sido hallados en América del Sur. Escrito por el jefe del Departamento de Vertebrados del Museo, incluye fotos de las excavaciones y de los investigadores, reconstrucciones de los huesos e ilustraciones de distintos dinosaurios. 
Charig, Alan, La verdadera historia de los dinosaurios, Barcelona, Salvat, 1993. Libro de divulgación sobre las características y la evolución de los dinosaurios. Recomendable para una primera aproximación al tema. 

Enlaces a sitios de interés

Juegos interactivos relacionados con los dinosaurios Sitio que incluye juegos interactivos relacionados con los dinosaurios (juegos de detectives, rompecabezas, etc.). Recomendable para los chicos (en inglés). (Fecha de consulta: 7 de agosto de 2000.)

Libro relacionado con los dinosaurios Excelente libro en línea, desarrolla los temas fundamentales relacionados con los dinosaurios. Dirigido a los chicos. Contiene imágenes, características, filogenia, fósiles, eras geológicas, etcétera (en inglés). (Fecha de consulta: 7 de agosto de 2000.)

textos: Melina Furman (Darwinia) ilustraciones: Federico Geller edición: María del Carmen Caeiro

Fuente: www.educ.gov.ar

Declaración de los Derechos del Niño

Proclamada por la Asamblea General en su resolución 1386 (XIV), de 20 de noviembre de 1959.

Preámbulo

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre y en la dignidad y el valor de la persona humana, y su determinación de promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Considerando que las Naciones Unidas han proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos que toda persona tiene todos los derechos y libertades enunciados en ella, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, opinión política o de cualquiera otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición,
Considerando que el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento,
Considerando que la necesidad de esa protección especial ha sido enunciada en la Declaración de Ginebra de 1924 sobre los Derechos del Niño y reconocida en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los convenios constitutivos de los organismos especializados y de las organizaciones internacionales que se interesan en el bienestar del niño,
Considerando que la humanidad debe al niño lo mejor que puede darle,
La Asamblea General,
Proclama la presente Declaración de los Derechos del Niño a fin de que este pueda tener una infancia feliz y gozar, en su propio bien y en bien de la sociedad, de los derechos y libertades que en ella se enuncian e insta a los padres, a los hombres y mujeres individualmente y a las organizaciones particulares, autoridades locales y gobiernos nacionales a que reconozcan esos derechos y luchen por su observancia con medidas legislativas y de otra índole adoptadas progresivamente en conformidad con los siguientes principios:

Principio 1

El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta Declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia.

Principio 2

El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño.

Principio 3

El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad.

Principio 4

El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.

Principio 5

El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular.

Principio 6

El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsistencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene conceder subsidios estatales o de otra índole.

Principio 7

El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.
El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres.
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.

Principio 8

El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro.

Principio 9

El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata.
No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral.

Principio 10

El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole. Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes.

Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas

Aprobada por la Asamblea General en su resolución 47/135 del 18 de diciembre de 1992.

La Asamblea General,
Reafirmando que uno de los propósitos básicos de las Naciones Unidas, proclamados en la Carta, es el desarrollo y el estímulo del respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión,
Reafirmando la fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas,
Deseando promover la realización de los principios enunciados en la Carta, la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones y la Convención sobre los Derechos del Niño, así como en otros instrumentos internacionales pertinentes aprobados a nivel mundial o regional y los celebrados entre distintos Estados Miembros de las Naciones Unidas,
Inspirada en las disposiciones del artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos relativas a los derechos de las personas pertenecientes a minorías étnicas, religiosas o lingüísticas,
Considerando que la promoción y protección de los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas contribuyen a la estabilidad política y social de los Estados en que viven,
Subrayando que la promoción y la realización constantes de los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas, como parte integrante del desarrollo de la sociedad en su conjunto y dentro de un marco democrático basado en el imperio de la ley, contribuirían al robustecimiento de la amistad y de la cooperación entre los pueblos y los Estados,
Considerando que las Naciones Unidas tienen un importante papel que desempeñar en lo que respecta a la protección de las minorías,
Teniendo presente la labor realizada hasta la fecha dentro del sistema de las Naciones Unidas, en particular por la Comisión de Derechos Humanos y la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de las Minorías, así como por los órganos establecidos de conformidad con los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales pertinentes sobre derechos humanos, en cuanto a la promoción y protección de los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas,
Teniendo en cuenta la importante labor que realizan las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales en lo que respecta a la protección de las minorías y la promoción y la protección de los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas,
Reconociendo la necesidad de lograr una aplicación aún más eficiente de los instrumentos internacionales sobre derechos humanos en lo que respecta a los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas,
Proclama la presente Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas,

Artículo 1

1. Los Estados protegerán la existencia y la identidad nacional o étnica, cultural, religiosa y lingüística de las minorías dentro de sus territorios respectivos y fomentarán las condiciones para la promoción de esa identidad.
2. Los Estados adoptarán medidas apropiadas, legislativas y de otro tipo, para lograr esos objetivos.

Artículo 2

1. Las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas (en lo sucesivo denominadas personas pertenecientes a minorías) tendrán derecho a disfrutar de su propia cultura, a profesar y practicar su propia religión, y a utilizar su propio idioma, en privado y en público, libremente y sin injerencia ni discriminación de ningún tipo.
2. Las personas pertenecientes a minorías tendrán el derecho de participar efectivamente en la vida cultural, religiosa, social, económica y pública.
3. Las personas pertenecientes a minorías tendrán el derecho de participar efectivamente en las decisiones que se adopten a nivel nacional y, cuando proceda, a nivel regional respecto de la minoría a la que pertenezcan o de las regiones en que vivan, de toda manera que no sea incompatible con la legislación nacional.
4. Las personas pertenecientes a minorías tendrán el derecho de establecer y mantener sus propias asociaciones.
5. Las personas pertenecientes a minorías tendrán derecho a establecer y mantener, sin discriminación de ninguno tipo, contactos libres y pacíficos con otros miembros de su grupo y con personas pertenecientes a otras minorías, así como contactos transfronterizos con ciudadanos de otros Estados con los que estén relacionados por vínculos nacionales o étnicos, religiosos o lingüísticos.

Artículo 3

1. Las personas pertenecientes a minorías podrán ejercer sus derechos, incluidos los que se enuncian en la presente Declaración, individualmente así como en comunidad con los demás miembros de su grupo, sin discriminación alguna.
2. Las personas pertenecientes a minorías no sufrirán ninguna desventaja como resultado del ejercicio o de la falta de ejercicio de los derechos enunciados en la presente Declaración.

Artículo 4

1. Los Estados adoptarán las medidas necesarias para garantizar que las personas pertenecientes a minorías puedan ejercer plena y eficazmente todos sus derechos humanos y libertades fundamentales sin discriminación alguna y en plena igualdad ante la ley.
2. Los Estados adoptarán medidas para crear condiciones favorables a fin de que las personas pertenecientes a minorías puedan expresar sus características y desarrollar su cultura, idioma, religión, tradiciones y costumbres, salvo en los casos en que determinadas prácticas violen la legislación nacional y sean contrarias a las normas internacionales.
3. Los Estados deberán adoptar medidas apropiadas de modo que, siempre que sea posible, las personas pertenecientes a minorías puedan tener oportunidades adecuadas de aprender su idioma materno o de recibir instrucción en su idioma materno.
4. Los Estados deberán adoptar, cuando sea apropiado, medidas en la esfera de la educación, a fin de promover el conocimiento de la historia, las tradiciones, el idioma y la cultura de las minorías que existen en su territorio. Las personas pertenecientes a minorías deberán tener oportunidades adecuadas de adquirir conocimientos sobre la sociedad en su conjunto.
5. Los Estados deberán examinar medidas apropiadas de modo que las personas pertenecientes a minorías puedan participar plenamente en el progreso y el desarrollo económicos de su país.

Artículo 5

1. Las políticas y programas nacionales se planificarán y ejecutarán teniendo debidamente en cuenta los intereses legítimos de las personas pertenecientes a minorías.
2. Los programas de cooperación y asistencia entre Estados deberán planificarse y ejecutarse teniendo debidamente en cuenta los intereses legítimos de las personas pertenecientes a minorías.

Artículo 6

Los Estados deberán cooperar en las cuestiones relativas a las personas pertenecientes a minorías, entre otras cosas, el intercambio de información y de experiencia, con el fin de promover la comprensión y la confianza mutuas.

Artículo 7

Los Estados deberán cooperar a fin de promover el respeto por los derechos enunciados en la presente Declaración.

Artículo 8

1. Ninguna de las disposiciones de la presente Declaración impedirá el cumplimiento de las obligaciones internacionales de los Estados en relación con las personas pertenecientes a minorías. En particular, los Estados cumplirán de buena fe las obligaciones y los compromisos contraídos en virtud de los tratados y acuerdos internacionales en que sean partes.
2. El ejercicio de los derechos enunciados en la presente Declaración se entenderá sin perjuicio del disfrute por todas las personas de los derechos humanos y las libertades fundamentales reconocidos universalmente.
3. Las medidas adoptadas por los Estados a fin de garantizar el disfrute efectivo de los derechos enunciados en la presente Declaración no deberán ser consideradas prima facie contrarias al principio de igualdad enunciado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Artículo 9

Los organismos especializados y demás organizaciones del sistema de las Naciones Unidas contribuirán a la plena realización de los derechos y principios enunciados en la presente Declaración, en sus respectivas esferas de competencia.

Las fases de la luna


Las fases de la Luna
Al igual que todos los planetas, la Luna no emite luz propia. La luz que vemos en ella es la que refleja el Sol en su superficie. El hemisferio lunar que mira hacia el Sol está iluminado, mientras la otra mitad permanece a oscuras.
El movimiento de la Luna es de oeste a este alrededor de la Tierra, en el mismo sentido de rotación del planeta. Veamos cuáles son las fases de la Luna:
  • Luna Nueva: en esta fase no vemos ninguna parte iluminada de ella y se da cuando la Luna pasa entre el Sol y la Tierra, siempre siguiendo su órbita alrededor de la Tierra.
  • Cuarto Creciente: es cuando la Luna ha completado un cuarto de su órbita alrededor de nuestro planeta y alcanza una posición de 90¼ al este del Sol.
  • Luna Llena: una semana después de cuarto creciente, el disco de la Luna se ve completamente iluminado; es decir, con su cara visible frente al Sol.
  • Cuarto Menguante: es cuando, una semana después de la fase anterior, solo se ve la mitad del disco de la Luna.
Al pasar 29 días y medio desde esta última fase, la Luna vuelve a su posición entre el Sol y la Tierra y comienza un nuevo ciclo.
Eclipse de Luna
La Tierra y la Luna proyectan constantemente conos de sombra en el espacio, en dirección opuesta al Sol. Cuando la Tierra pasa por el cono de sombra de la Luna, se está produciendo un eclipse de Sol, ya que la Luna lo oculta ante nuestros ojos. Al contrario, si la Luna pasa por el cono de sombra de la Tierra, la Luna pierde toda luminosidad, y desde la Tierra vemos un eclipse de Luna.
Este tipo de eclipses se producen entre dos y siete veces durante el año.
La Luna por dentro
La Luna está formada por un material bastante más liviano que el de la Tierra, cuya densidad es solo de 0,6 veces la de nuestro planeta, Su núcleo, formado por elementos como el hierro, es muy pequeño, con mil kilómetros de diámetro aproximadamente. Sobre este hay un manto rocoso, en cuya base se originan terremotos lunares leves.
La capa más superficial de este satélite es la corteza, que posee 60 kilómetros de densidad. La parte superior de la corteza está formada por restos de rocas, que reciben el nombre de regolito, producto del constante bombardeo de meteoritos desde su formación.
El aspecto polvoriento de nuestro satélite es causado por la presencia de una capa de roca pulverizada que cubre toda la Luna.
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