La planificación didáctica y la escritura de los docentes

La planificación didáctica y la escritura de los docentes


Por Andrea Brito*


Nuestra tarea de enseñanza nos convoca a conversar con colegas. La sala de maestros o profesores, los pasillos, los recreos compartidos, las reuniones de trabajo por lo general se convierten en instancias propicias para intercambiar comentarios, reflexiones o preguntas que alguna situación de aula nos da a pensar. Conversar sobre la enseñanza es una parte constitutiva de nuestro trabajo. Pero "escribir" sobre la enseñanza es una tarea menos frecuente.Paradójicamente, aun cuando la escuela tomó buena parte de su forma para hacerse cargo de la tarea de enseñar a escribir -y a leer-, escribir -y leer- no parecen resultar prácticas frecuentes para pensar e intercambiar sobre el enseñar. Sin embargo es posible identificar, en nuestra memoria y en nuestra tarea cotidiana, una escritura frecuente en el ámbito escolar: la planificación didáctica, un rasgo de la cultura escolar que marca una forma particular de pensar acerca de la enseñanza. Si bien con variantes, el registro sobre la tarea pedagógica encuentra antecedentes desde los tiempos de configuración del sistema educativo."El maestro necesita para ordenar convenientemente sus clases, para saber si se le dan los resultados que apetece, para clasificar debidamente a sus alumnos, para hacer ver, en fin, en cualquier momento el elemento que moldea debe y puede llevar diariamente un libro de observaciones [...] . Consiste en un cuaderno cuyas hojas equivalentes a los días del año escolar, están agrupadas según el número de materias, recortándose debajo de cada nombre, y presenta el aspecto de un índice. Cada observación será indicada con un título y al final la fecha, comprendiendo ésta: el día, el mes y el año. Deberá, además, continuarse con las conclusiones o exposición doctrinaria que el asunto sugiera al maestro, explicando las razones y causas que dieron lugar a él y si conviene o no practicarse".Revista El Monitor de la Educación Común, 1920.
La escritura de los docentes sobre su tarea se fue configurando como un registro detallado y ordenado de aquello que sucedía o debería suceder en el aula. Y, de este modo, se convertía en un instrumento para "dar cuenta" a otros de la propia tarea y así permitir, a través de la supervisión de textos estandarizados, el control del trabajo de los docentes con el propósito de garantizar la enseñanza de los aprendizajes básicos.
"Sin que signifique un descuido para las demás asignaturas, este año dedicaremos particular atención a la enseñanza de la matemática y del idioma nacional en todos sus aspectos. En estas materias debemos insistir constantemente para que no se improvise, exigiendo la preparación previa del maestro al dictar cada lección y que ésta obedezca a un plan armónico preparado de antemano. [...] Cada maestro deberá tener sobre su mesa de trabajo, sin perjuicio del cuaderno de tópicos, un cuaderno de lecciones, programas desarrollados y otro de ejercicios de Aritmética y Dictado y planes de composición y series de problemas graduados. Deberá exigírsele una ejercitación variada y constante en Matemática, lectura y lenguaje de modo que lleguemos a hacer efecto el concepto fundamental de la escuela primaria, que consiste en enseñar a leer, escribir y contar bien".
Revista El Monitor de la Educación Común,1917.
Este rasgo se acentuó más cuando, en la segunda mitad del siglo pasado, los discursos tecnicistas imprimieron un sello particular en la pedagogía. Eran tiempos donde el docente comenzaba a ser considerado no ya como "aplicador" de las normas curriculares sino como su "intérprete", ocupando de este modo el lugar de mediación entre las prescripciones del currículum y los aprendizajes de los alumnos. Y, junto con los avances de la didáctica, la "planificación" resultó el instrumento más adecuado para organizar este trabajo.
A través de esta herramienta, los principios enunciados por un currículum prescripto más abierto y flexible eran retomados y especificados por los maestros en cuadros de doble entrada que organizaban la distribución del tiempo escolar y el tratamiento de los contenidos definiendo así los objetivos, las actividades, las evaluaciones y los recursos necesarios. La misma exhaustividad y detalle se manifestó en otro tipo particular y complementario de escritura, los maestros escribían las actividades y sus consignas, las resolvían e incluían los textos u otras fuentes que utilizarían de tal manera que, luego de su aplicación en el aula, pudiera establecerse su correspondencia casi inequívoca con las escrituras de los cuadernos de clase de alumnas y alumnos.
Estas formas de escritura de los docentes sobre su enseñanza comenzaron a convivir hacia fines de los '80 con otro tipo de registro que intentó responder a los principios de interdisciplinariedad e integración de contenidos enunciados en algunos de los currículum de esa década. En el proyecto didáctico, y la enseñanza se organizaba a través de la selección de contenidos de los distintos ejes o ideas básicas indicados en el currículum prescripto.
Pero, más allá de las tímidas variantes adoptadas a través del tiempo, un elemento común caracterizó -y sigue caracterizando, en tanto muchas de estas escrituras son vigentes- esta forma de pensar sobre la enseñanza: la anticipación. Sin desmerecer la necesidad de organizar el propio trabajo, es importante resaltar que la modalidad de la "planificación didáctica" generalmente no convive con otras formas de escritura que permitan a los docentes la vuelta sobre lo escrito, la revisión del propio texto de la enseñanza y su reformulación.
La escritura es un modo privilegiado de apropiarnos y construir conocimiento. Descontando la necesidad de un trabajo organizado que, a través de la escritura y circulación de textos comunicables, nos permita organizar nuestra tarea en un marco institucional, cabe repreguntarse por el lugar de la invención y la creación original en este proceso. Y también, quizás valga la pena ensayar otros modos de escritura de los maestros sobre su trabajo, aquellos que permitan volver sobre lo hecho y, desde allí, construir conocimiento en intercambio y diálogo con otros docentes.
* FLACSO/Argentina Área Educación

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