En su largo desempeño, el docente atraviesa con ésta dificultad de tramitación, donde se articulan la soledad, la apatía, los malestares psico-físicos, la insatisfacción, la queja, la intolerancia, el enojo... ocasionando malestares agudos y/o crónicos, dejando al docente en un sometimiento del cual le es difícil desprenderse.
Los chicos no son inmunes al estrés, y se enfrentan a el cotidianamente: rinden exámenes, compiten en un deporte, son invitados a fiestas que no desean ir, lidian con compañeros más peleadores en el recreo.
Para la Doctora Georgia Witkin, directora del Programa de Estrés en la facultad de Medicina Monte Sinaí de Manhattan "La niñez es más estresante que nunca. La presunción fue que sobrecargamos a los chicos con actividades y demandas y que esta es la mayor fuente de estrés. El dato más importante que descubrí fue que los chicos no nos ven relajados."5
5 "Los chicos aprenden a dominar su propio estrés". Diario Clarín.
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